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Indigenismo: un tema urgente

Tiziano Cruz

Article
24.09.24

Pour notre brochure de septembre-décembre, Tiziano Cruz a écrit cet essai. Vous pouvez lire la traduction anglaise ici. Les 20 et 21 novembre 2024, Tiziano sera au KVS BOL avec son spectacle Soliloquio. Vous trouverez plus d'informations et de tickets ici.

 

Jujuy, Argentina, 2024 

Del otro lado del Atlántico, del otro lado del mar, del otro lado de la montaña, hay un pueblo, aquí estoy. La sangre de mi gente humea en los cañaverales, tiñe los ríos, mientras los caranchos arrancan la carne de los huesos, las máquinas afilan sus picos en las extremidades blanquecinas, los huesos se moldean, cambian su forma, se agrietan, se perforan, se modifican, mutan. Aquí en mi territorio el peligro aún es grande. Hay un indigenismo que va dejando de arrinconarse en los corrales de las vacas y ovejas, aún hoy hay quienes profesan el culto silencioso del indigenismo en los museos, teatros y galerías de arte, pero somos mucho más que objetos de exhibición, somos un pueblo, un territorio en constante disputa.  

En mi comunidad, una población diezmada tanto por el colonialismo como por los gobiernos neoliberales, no hemos sido reconocides como productores de conocimientos en la literatura, y mucho menos en el campo del arte, por el contrario, sólo hemos funcionado como objetos de estudio y recipientes vacíos para sus elaboradas teorías desarrolladas. Esta es la realidad no solo de mi región, sino la de muchas comunidades en toda América Latina y, en general, del Sur Global. Pero aquí estoy escribiendo estas líneas, soy el 1% de mi comunidad que tiene el “privilegio” de la internacionalización en el campo del arte, el resto de hombres, mujeres y niñes trabajan en condiciones inhóspitas en fábricas, mineras y empresas. 

Dicho esto, a sabiendas que la colonización ha sentado sus bases, hasta la actualidad, en el desprecio de las comunidades indígenas, y que para ello no hay consuelo, hay temas urgentes de los que tenemos que hablar, tanto del presente como del futuro. Necesitamos crear una sociedad nueva, aunque ello suene utópico, donde ya no haya niños y niñas esclaves en fábricas y mercados, sólo junto a elles ese mundo será posible. Debemos corregir estructuralmente las desigualdades existentes, reconocerlas y erradicarlas, porque de nada sirven los derechos individuales si las oportunidades no son colectivas. De nada sirve un sistema democrático si éste no lucha contra las desigualdades de poder estructurales de una región, en definitiva, de nada sirve que yo sea el 1% y el resto de mi gente no acceda a tener derecho a vivir dignamente. Porque de vida o muerte se trata, no de la voluntad personal tal cual quieren instalar estos sistemas de poder neoliberales, adjudicándome el concepto de meritocracia. Señorxs, señoras y señores, caballeros, damas y demás, la meritocracia oculta y no habla del racismo, ni del clasismo, ni del machismo, no habla de la transfobia, homofobia, xenofobia, aporofobia, y mucho menos de la indigenofobia. En definitiva la meritocracia niega las desigualdades de poder. Yo represento todas estas desigualdades: soy indígena, homosexual, pobre y extranjero en mi propio país, en mis propias tierras, tierras que por generaciones han abastecido a cientos de comunidades, nuestras tierras deseadas por las multinacionales y hasta por el propio Estado democrático, o más bien antidemocrático.  

Se nos desprecia por no mutar a los nuevos sistemas mercantiles, pues está claro que el capitalismo como tal no está en nuestra lógica de pensamiento y acción, no está en nuestra naturaleza. Esto no quiere decir que no entendamos sus consecuencias, porque el problema del indigenismo hoy, y el que nos preocupa, ya no es solamente el de la tierra, es entender de una buena vez que es un tema económico, social y cultural. Como pensadorxs del campo de las artes, creo que es fundamental problematizar estrategias y políticas públicas, para que realmente se genere una drástica disminución de factores externos negativos en el desarrollo de todas las personas indígenas.  

Sabemos muy bien que el racismo no existe en términos biológicos, pero que sigue existiendo y operando en términos discursivos. Por eso es también importante enunciar que el indigenismo va más allá de lo biológico, que es algo mucho más complejo porque en ello se encuentran nuestras experiencias de vida en grupo, en comunidad. Comunidades que compartimos las peores violencias en la historia, negadas por la historia oficial, saqueadas, perseguidas y quemadas vivas, obligadas a la procreación, al binarismo, privadas de nuestra lengua. Como artistas, debemos aún hoy dar la discusión sobre el racismo sistémico que existe en el mundo, el cual es instalado y promocionado por el neocolonialismo e imperialismo.  

A este sistema capitalista-colonial no le interesa el futuro como tal más que éste sea la prolongación del aquí y ahora. Pero este aquí, este presente que se pretende prolongar, es de una violencia tan cruel para las minorías, o grandes mayorías, globales que nos hace pensar que nos quieren muertes. Si el futuro es hoy, hay un peligro inminente sobre nuestros cuerpos.  

Por eso es importante el indigenismo en los escenarios del mundo, porque hay una vitalidad utópica de un mundo mejor, donde se promueve como estructura fundamental lo comunitario, la distribución equitativa de bienes y recursos. Un mundo donde un cuerpo no vale más que otro, un mundo donde no haya fronteras tangibles e intangibles, un mundo donde el color de nuestra piel no sea un impedimento para acceder a la educación y al trabajo. Esta vitalidad va mucho más allá de nuestra propia existencia. Reconocemos el largo camino por andar y que seguramente nuestros cuerpos caigan a un costado atravesados por alguna bala de plomo, porque reconocemos que toda colonización que se extiende en el tiempo, desencadena en la muerte de los colonizados y en mi región el exterminio de las comunidades indígenas es una práctica sistematizada que aún hoy se ejecuta por nuevos sistemas de la neo-colonización. Pero estamos convencides de que hay generaciones que vendrán, levantarán nuestra bandera y darán a conocer la lucha colectiva. 

 

Mi madre a muerto unas semanas atrás 
el cáncer ha hecho estragos en su cuerpo 
No ha logrado despertar 
Madre se ha ido,  
solites nos hemos quedado 
Aunque esta tristeza  
amenaza con degollar la garganta 
grito: 

mamá no oigas el llamado de mi llanto 
por nuestras tierras pronto correremos 
mamá aquí todo es caos 
mamá no oigas el llamado de mi llanto 
aquí todo es pena y dolor 
mamá no oigas el llamado de mi llanto 
en ríos pronto estaremos saltando

soy un niño que ha perdido a su madre 
un niño que ha perdido su casa 
un niño que chapotea descalzo en el barro. 
Ya me voy, ya me estoy yendo, 
no sólo extrañando la tierra, 
sino también el canto de los guaypos 
en las tardes cuando la niebla rozaba el suelo 
los caminos se borran 
ya me voy, ya me estoy yendo. 
Ahora 
mi vida 
se exhibe en las góndolas del mercado de Arte Contemporáneo. 
Espero el momento para encontrarnos bailando en algún galpón aquellas canciones de cumbia que esta vida tanto nos ha privado.  
Estoy devastado, 
quiero abrirme las venas. 
He vivido estos días intensamente, 
dolor en el cuerpo, 
un niño que es huérfano de lengua, de tierras, y ahora de madre 
mamá 
no oigas el llamado de mi llanto. 


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